martes, 21 de junio de 2011

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Si usted quiere ver este video en grande hágalo en youtube: http://www.youtube.com/watch?v=TzU0bZZjbHg

miércoles, 15 de junio de 2011

el LARGO VIAJE de LA BUENA VIDA


Santiago 1967 – 2007

Desde hace un tiempo ya que Santiago está asentado sobre la misma cuenca, o al menos eso es lo que nos han inventado. A esta extraña ciudad le está cambiando la cara con cada milésima de segundo que pasa, con el movimiento de cada santiaguino (ya sea transitorio, o asentado). Le han cambiado las calles, le ha cambiado el tamaño, le ha cambiado la gente, le han cambiado los problemas. Un ejemplo de esto, es el contraste que puede hacerse a partir de las películas “Largo Viaje” y “La buena vida“ y sus contrastes.

Ambas películas que se desarrollan en el hoy centro de Santiago. Lo que no significa que siempre lo fue.

En la película “Largo viaje”, podemos ver una ciudad con calles de tierra y pocos edificios. Es una ciudad que tiene la periferia junto al centro, esa periferia que, en “La buena vida” sería el centro aunque esté donde mismo. Contrario a ello, podemos ver en “La buena vida”, una ciudad densa, con pocos espacios reales. Es decir donde pareciese que nunca existió la tierra, sino que siempre estuvo el cemento,  y donde los trozos de tierra existentes con un poco de pasto y un par de flores son casi tan falsos como el mismo cemento. La película nos muestra una ciudad mucho más densa en estructuras, edificios, casas escondidas en recónditos espacios, una ciudad donde ya no cabe  un alma.

Podemos ver personas con distintas costumbres en unas y otras películas: Mientras en “Largo viaje”, la lógica de los conventillos y los sités obligan a la gente a permanecer en comunidad y saber cada uno muy bien lo que hace el otro, acompañarse, y celebrar juntos, en familia y con los vecinos los sucesos que afligen a unos u otros, en “La buena vida”, cada personaje tiene un mundo muy apartado de lo que  está al lado, y es ese el espacio cómodo donde se quiere estar. Y aunque nadie acompaña a nadie lo que puede llegar a ser malo para una persona, tiene la ventaja de abandonar la obligación de acompañar, o de deber algo a alguien más.

Pero las similitudes no tardan en aparecer. Las clases sociales siguen estando donde mismo. Las prostitutas en la calle por las noches, con todo lo que ello significa y; las familias pobres asinadas en péquelas casas y la clase alta en un club de campo, disfrutando de la mejor parte de la ciudad, alejada de todo cuando pudiese molestarle.

Las necesidades son otro punto a contrastar: En este sentido podemos hablar de las necesidades emocionales, que se mantienen  a pesar de la época, aunque se expresan de diferente forma, como puede ser el personaje de  Aline Küppenheim (Teresa), quien a pesar de su hija y la gente que está a su alrededor, está muy sola. Eliana Videla en “Largo viaje” tenía un problema similar.
Pero en “La buena vida” vemos además las nuevas necesidades: un crédito bancario, un auto, un aborto, un divorcio, que son al final distintas maneras de satisfacer las mismas necesidades de siempre.

A Santiago le ha cambiado la cara. Han cambiado los edificios, las calles, las modas y el comportamiento de las personas. Son todos estos cambios culturales que están llevándose a cabo todo el tiempo, incluso ahora lo seguimos viviendo, a cada instante. Pero, realmente ¿Qué tanto hemos cambiado?

Valentina Roblero Arellano.-

martes, 7 de junio de 2011

¿Qué es esto? Postmodernismo. A veces facebook me permite amar.

Lo más post modernista que se me ocurrió para hacer este trabajo fue no hacerlo, pero al parecer no soy tan postmoderna.  Pero esta ocurrencia no fue una simple creación de mi cuasi brillante cabeza, sino producto de lo que la postmodernidad implica. Cosas poco claras, ideas dispersas. Una concepto que desde su definición es disperso, sin una unidad, ni algo sobre lo que pararse para decir aquí estoy! Y soy la posmodernidad, porque tendría que pararse sobre todo, sobre nosotros.

Yo no quería hablar de esto. ¡Habiendo tanto tema, y nos vamos a lo típico! Pero qué le vamos a hacer.

Y quiero hablar de lo que voy a hablar porque me acabo de sorprender sufriendo por un ser amado frente a su facebook. Contándole a Aurora, mi abuela (quién da nombre a esta libreta de mentira), cuánto la extraño y cómo me gustaría que estuviese en este mundo, y no soy la única. Y más allá del querer que todos lean lo bello y profundo que puedo llegar a escribir, en algún momento mi cabeza abandona su parte moderna y racional, y llega a imaginar que ella lee eso que escribo, aunque ni en vida lo hacía mucho, y no sólo eso, sino que además lo lee con la misma musicalidad que yo lo escribo. Lo más triste de todo, es que al final, existe un emisor, un mensaje, un canal, un código, pero no un receptor, o al menos no el esperado. Triste.

Pero no es el único momento, ni soy la única. Facebook, como gran representante del pluralismo, permite que todos quienes lo deseen, sin importan de dónde vengan o a dónde vayan, puedan introducir sus cabezas en la mentira facebooquiana y encontrar a quién amar, idolatrar y atacar, o por quién ser idolatrado. O peor aún, todo ser sin vida se ve con la oportunidad de tener una de mentira, y no hay, o los hay muy pocos, quienes puedan hacer alguna crítica al respecto, porque estamos CASI todos metidos en la misma mentira, y nos encanta.

La tan preciada plataforma vive el momento, que es otra característica que, como buenos posmodernista, nos gusta y acomoda. No hay miradas atrás, y el ejercicio de “mirar publicaciones anteriores” se nos vuelve lo suficientemente tedioso como para no querer hacer el ejercicio de recordar cuál ha sido mi historia durante el camino, o la historia del mundo. Permite seguir viviendo el minuto a minuto según lo que ocurre, en un efecto macro de acción y reacción que, cuando se llega a un número sobre los mil amigos se vuelve incontrolable. “Entrando a la ducha”; ”A 89 personas les gusta esto”; “Ver los 3245 comentarios anteriores”. No hay forma de retractarse, pero no es necesario, porque ya será olvidado. Es espontáneo y transitorio. El lenguaje lo domina todo. Hay códigos. Podemos decir cada vez más cosas, aunque seamos cada vez mas uniformes, en la búsqueda de lo contrario.

Y luego de un rato, cuando ya mis amigos no son suficientes para divertir mi morbo, comienzo a mirar a los desconocidos. ¡Si hasta tiene un término esa acción!: “Psicopatear”. Comenzamos a sumergirnos a otras realidades y darnos cuentas de que no somos los únicos que estamos aquí, que cada persona tiene una forma de ver la vida, de ver facebook; de sacarse fotos, de poner publicaciones, de subir videos, de contestar test, de hablar webadas, de poner cadenas, de unirse a notas, unirse a grupos, y se va creando un perfil de facebook, que casi nos dice cuál es la personalidad de la persona y cuales son sus principales características psicológicas.

Esta “Red social” (fastidiosa palabra), además es la solución a todas nuestras necesidades por hacer algo por lo que a mi alrededor pasa. Y aunque solo tengo que teclear un poco, y hacer un par de clicks en un par de grupos, y tal vez intercambiar un par de opiniones, ya soy una persona con conciencia social, y casi un activista. Es decir si el mundo se acaba no es mi culpa, porque yo si puse “me gusta”.

Cada uno hace lo que quiere. A menos que alguien “denuncie”, puedo hacer de mi y de la gente lo que quiera. Puedo hasta no ser yo. Es simple.

 En facebook no sólo es todo muy rápido, mágico e ideal, sino que además existen personas que son capaces de poner cosas como “únete a este grupo e envía la solicitud a 50 amigos más y el amor de tu vida tocará tu puerta mañana” y hay quienes se unen e invitan a los 50 amigos. ¿Qué más postmoderno?

Yo soy una adicta al facebook. Mirando hacia atrás no recuerdo ni un solo día cercano que pueda señalar con certeza que no ingresé a www.facebook.com/valentina.roblero (aunque probablemente existió y no tengo conciencia de él), y aunque a diario me pregunto si es bueno o malo, o si vale la pena preguntarme si puede ser una de las dos opciones, aún no me doy una respuesta.

¡Viva Facebook!


martes, 31 de mayo de 2011

La ciudad de-tras de la ciudad.-

 
Día domingo, temprano. Sueño y frio. Niñas atrasadas. ¿Qué hay que hacer?
El día es lindo. Es domingo y Santiago el centro está vacío, hay cosas interesantes, el lugar me está agradando.
Parece ser que este lugar estaba en la película. Si, ésta iglesia estaba. ¡Si es ésta! ¿Y si nos aseguramos? Si vamos a fotografiar la película… ¿Cuánta gente ha pasado por este lugar? ¿Con cuántas intenciones distintas? …
Ya hemos caminado mucho… Nos duelen los pies ¡Tenemos hambre! Pero no importa. ¿Estamos seguras de que era el 331 de Santa Isabel? No, pero debemos averiguarlo.
¡Mira! Aquí hay algunos sités, puede haber estado la casa del niño. ¡Sí! Sigamos caminando. Oh, no hay nada.  
No importa. ¡Mira, la calle Nueva York sigue tal cuál! ¡Es increíble! ¡El plano nos quedó igual! ¡Qué maravilloso!
La Plaza de Armas es otra cosa. Esta es otra ciudad. Es increíble. Pero… ¿cuál es ésta esquina? Allí están las bancas, pero estas son otras bancas. Mira… el caballo ¿Cómo estará tomado, parece que tuviese la cabeza para el otro lado.
Caballero, ¿Usted sabe dónde estaba el café Santiago? Calle Esmeralda con San Antonio, dónde está la fuente. Okey, muchísimas gracias.
Mmmmm… aquí no hay nada parecido al Café Santiago. ¿Preguntemos en la Casa Colorada? Tal vez puedan decirnos algo.
¿USTED HACE CLASES DE HISTORIA DE SANTIAGO? Espéreme, déjeme anotar. Si, entonces donde está el INE, por el paseo Bulnes, si. Capredena? ¿Ésa es la casa del niño? ¡Muchísimas Gracias!
Entonces: Pérgola, Vega, Cementerio General, Paseo Bulnes. Listo, vamos.
¿Qué está pasando aquí? ¿Caballero, usted sabe dónde está la Pergola de las flores antgua? ¿Si? Lo acompañamos, gracias. Esto era, y esto es. ¡Guau! Muchas Gracias.
Ya, acá está la vega. Es una sensación especial. Es increíble lo que se vive. Nostras miramos para todos lados y tú sacas la foto. Este lugar está cargadísimo de energías. Es increíble.
¡Avenida la Paz! Estoy segura de haber visto antes el plano que mis ojos están viendo. Este lugar tiene historia. Él estuvo aquí, corrió por esta calle y estamos nosotras también. Fin de su recorrido. Aún no del nuestro.
Paseo Bulnes. ¿Busquemos el INE? Okey. Señor ¿Dónde está el INE? Okey, casi llegando al Parque Almagro. Muchas Gracias.
Caballero ¿usted sabe cuál es el 331? No estamos seguras de que sea esta calle, tampoco sabemos lo que es, eso es lo que tenemos que averiguar. ¿Esto es? ¿Este estacionamiento?
¡Es increibleeeeee!
¿Qué? ¡Sí! Es cierto ESE ES EL EDIFICIO DEL FOTOGRAMA. ESTAMOS EN EL LUGAR INDICADO.
¡ÉSA CÁMARA ESTUVO AQUÍ!
Ya podemos volver a casa. Estamos felices, y nunca pensamos que lo estaríamos.