sábado, 16 de abril de 2011

pre M O D E R N I S M O .




Veamos. Una imágen románticamente espontánea, un cigarrillo que ya no sirve, y que cae al suelo. Natural y real; el humano interviene. Es una impresión clara de una imágen real. No necesáriamente puede tener un discurso, es bella y por ello fue retratada. Sin embargo algo nos dice. No puede dejar de provocarnos algo, no puede dejar de decirno cómo somos capaces de intervenir negativamente un espacio natural, que si no fuese por un innecesáreo y cuasiridículo vicio humano, no existiría, o a menos no debería estar allí tirada.
Está bien, si tiene un discurso. Tal vez más de uno. En realidad no deja de comunicarnos, desde que creimos no decía nada, con esa sola concepción, supimos que esa era la forma en que quería hablarnos la imágen. Hay una sociedad que la provoca y un motivo específico de quién pasó por ese lugar. No enteramos que aquel individuo no observó la belleza que podemos ver en la naturaleza, y es capaz sin escrúpulos de soltar un cigarrillo donde sólo debería haber vida.
Premoderno. Entre la naturaleza y lo humanamente intervenido. Entre lo racional y lo instintivo. Premoderno.





fuvismo.





La cosa es así, bien simple. Para qué tanta vuelta si hay podemos ver algo claro. Una cara no es sólo una cara. El contexto también habla. Podemos ser claros, podemos ser muy, muy claros.




simbolismo.







Un espejo que muestra una reja. Un espejo que muestra naturaleza. "Se vende". Una familia, a la cuál algo no le parece. Okey. También necesito decirlo. El ambiente está diciendo algo, algo también dice la gente. Hay algo que está pasando. ¿Está bien o está mal? Al menos sabemos que está.






post impresionismo.





Basta querer hacerlo. Basta querer mirarlo y que alguien más lo vea. Basta que me parezca. No deja de hablar, pero no tenemos por qué entenderlo. Su código es propio, no necesariamente tiene que pertenecernos, y no nos pertenece. No es la naturaleza, es la vida, soy yo.




impresionismo.





Para que tenerlo todo tan explícito. Sólo queremos saber que allí está, y lo logramos. Solo necesitamos entender qué es, y lo entendemos. El resto no es necesario. Somos capaces de darle un sentido.



naturalismo/realismo.




Clase social: media. Vida cotidiana. Calles comunes. Cielo. Verde. Gente. Es así la calle desde que salgo de casa y me dirijo a cualquier lugar. Cada día es un poco parecido al otro. Agradezco al sol que vaya moviéndose, y vaya matizando esto que veo en el primer momento en que me dispongo a salir de mi calle. 


romanticismo.



Imágenes románticas. Situaciones románticas. Personas en su espontaneidad, sintiendo cosas que probablemente desconocemos, que podemos imaginar a partir de lo que percibimos, pero no más. 




lunes, 4 de abril de 2011

En casa: BARROCO v/s NEOCLÁSICO


Esta botella cuenta con curvas pronunciadas, con una imágen sensual y de iluminación poco pareja


Sus líneas son específicas y racionales.

Tiene líneas más profundas que el resto de el diseño jugando con las concavidades y la luz.

Sus líneas son completamente medidas racionamente, de manera de formar una figura definida.


Estar galletas están ordenadas racionalmente.

Esta ropa está ordenada irracionalmente jugando con la luz.

Esta ropa está ordenada racionalmente, la frontera de cada prenda está claramente definida.

La forma de esta taza permite juegos de luz, y sus bordes tienen juegos de concavidad.

Esta taza, a diferencia de la anterior tiene líneas muy claras y racionales.

Este vaso contiene concavidadaes que le dan teatralidad.

Este vaso tiene líneas racionales, claras y definidas.

Ésta bandeja, cuenta con líneas duras y definidas.
Esta bandeja tiene características cóncavas y convexas que hace que tenga movimiento, y le de teatralidad.


Lo barroco en lo cotidiano








Más de un calor, más de uno.

Despertar con los ojos adoloridos es el comienzo de un difícil recorrido. Esos ojos calientes que solo quieren bajar sus párpados para humedecerse, o mejor aún, para seguir soñando.
Abandonar el calor de una cama es un momento muy difícil. El tener que dejar un lecho tibio y acogedor, que te invita a continuar el placer del descanso y la pereza, y vivir el trauma, casi como se vive la salida del vientre materno. El cuerpo comienza a reaccionar tras el frio del abandono de ese oasis, para entrar al calor de la cascada que se dispone a liberarme del cúmulo de pereza insaciadas.
Cubrir el cuerpo es un ejercicio importante, indica cuál será la actitud del recorrido. En general quiero estar cómoda, lo que puede implicar una infinidad de cosas.
El camino está lleno de calores. El sol me agrada cuando mis brazos se están sintiendo desnudos. Pero la sensación de sudor ajeno cerca de mi cara me provoca deseo de sentir frío. Pero soy también sudor ajeno para otros. Otros a los que generalmente miro con atención. Hay personas de todos los tipos: Escotes pronunciados, faldas largas, zapatos horribles, zapatillas de moda, camisas mal planchadas o sin planchar, hasta que mi mente despega. Comienzan las historias; tantas cosas que me gustaría que ocurriesen, pero la casualidad tendría que ser mi mejor amiga y parece ser que se hace la tonta, que no me quiere mucho.
Hice el transbordo. Ya no estoy en el metro, estoy en la micro. No me di cuenta cómo fue ese cambio. Mi cuerpo actúa de vez en cuando con piloto automático activado. Sólo alcanzo a preguntarme cómo hice para cruzar calles sin ser atropellada, aunque al parecer no crucé calle alguna y es el motivo por el que sigo viva aún. El calor me sigue acompañando. La gente invade mi metro cuadrado y yo el de la gente. Me pisan y me empujan con confianza de amigos de toda la vida. Subimos todos casi abrazados y como nuevamente el espacio no me permite hundirme en un libro, mi cabeza escapa de mi cuerpo y se traslada a la situación que quiere, aunque no me lleva con ella, porque yo sigo sintiéndome realmente abochornada, y con muchos olores rodeándome.
Cuando pongo mis pies en la calle y comienzo a avanzar, el sol parece tener más fuerza que antes para golpearme, y lo hace. Mi frente comienza a sudar y ya no me gusta tanto como cuando recién salí de casa. Al menos veo colores nítidos: El pasto muy verde, la ciudad muy ploma, etc. Mi cabeza aún no me acompaña en demasía, al punto que permite que se me escapen en voz alta algunos diálogos que me pertenecen dentro de mi fantasía.
De lleno en la universidad, cuando ya he detenido mi camino y mi viaje ha finalizado, mi cabeza entiende que debe quedarse quieta, que ya es hora de acompañarme. Veo rostros conocidos. Beso uno en la boca, y el resto en la cara. Me encierro donde deba y cuando el calor comienza a dejarme en paz, entonces mi cabeza se entrega.